lunes, 24 de junio de 2013

I99II

Todos duermen, la precipitación no cesa. Las ideas van y vienen por mi cráneo mientras suena "Full on Kevins mom" de Soundgarden en el Spotify (ni yo sé porqué tengo esa rola). Las manecillas del reloj sobresalen por encima de los guitarrazos y las palabras, las dudas, las respuestas, las ideas, las ocurrencias, los juicios, los prejuicios, los instantes no dejan de profanar los hemisferios de mi córtex.
Mis córneas comienzan a hincharse y a lagrimear de agotamiento, Cloto perdió uno de sus dedos de vidrio y observándome, me señala con los de su otra mano; es mi culpa, he estado muy distraído últimamente, sonriendo.
Bucéo en los litorales que contienen mis recuerdos, buscando un deja-vu para estos ejercicios faciales y encuentro retazos de flashbacks caducos, ya un poco velados. Un parpadeo. Sólo un parpadeo y regresa a mi cabeza un rostro, una expresión, un sonido, una emoción. Los músculos faciales vuelven a tensarse, un vértigo estremece mi respiro y las arritmias de mi pecho comienzan a marcar un compás desfasado, exhalo. 
Tal cuál vaivén cíclico, perfumado de "podrías", la mente eclipsa mi presente y aletea en mis neuronas con sus escamas de occitocina, espasmos vuelven a mis vías respiratorias. Los poros masturban mis nervios, me vuelvo a descubrir sonriendo mientras un trueno de razón azota mis debrayes en el monitor. "podrías". El reflejo me aterriza.
"slept away", dice Gilmour, hace sonar su guitarra mientras una helada y melancólica dulzura impregna mi conciencia. Entre lo dicho y lo hecho existen dunas, templos, desiertos, océanos, planicies, llanuras, universos.... Y las probabilidades, tan lejanas que la hermosa luna de esta noche podría erizar su espalda con tan solo un movimiento de sus labios.
Tal vez hubo verdad, tal vez hubo un test, entre lo dicho y lo hecho, entre lo dicho y lo hecho... "podrías". Tal vez. Un trueno más, un trueno que impacta en la realidad con la destreza de un albatros. "podrías". Sólo podría dar por recuerdo la misma bruma de un "tal vez", de un "podrías", viene a mi cabeza el lema más famoso de un tal Juárez. Parpadeo. Un rostro. Una causa, un efecto. Curiosidad, miedo y un "podrías".


Brilla, resplandece, contagia.
Escucharé, observaré, sonreiré.

miércoles, 22 de mayo de 2013

Ejercicio autobiográfico


Esta descripción fue redactada inicialmente en el acerca de mí de facebook, la publico de este lado para re-leerla y rescatar algunos elementos para mi semblanza.

Parental advisory:
Si llego no saludo y si me voy no me despido; si se sube una señora con 5 niños y 4 bolsas del mandado en los brazos empujando a todos en el transporte público tampoco le doy el asiento, pero no dudo en levantarme cuando un discapacitado, anciano o mujer embarazada abordan el transporte; en la calle la basura la guardo en mi mochila o bolsa del pantalón y la tiro en el bote cuando llego a casa; no compro pulseras, imágenes ni doy dinero a los lacras que las venden a gritos y amenazas en el camión, pero si veo a un chavito en la calle le disparo algo de comer o tomar para el 'bajón'; me gusta la felicidad y la paz pero me incomodan las bromas espontáneas y las carcajadas absurdas que les siguen; ayudo a la gente siempre que está dentro y en mis posibilidades -es algo que me satisface pero soy prudente y sé cuando mantener la distancia-; no me gustan las risas triviales ni los bailes, prefiero la tranquilidad de mi hogar, el silencio y un buen libro o disco; adoro a mi país y no a su gente (déficit de materia gris en mi articulación temporo-parietal quizá); soy la persona con más auto-control que conozco, nunca me exaspero, y tres años de experiencia en servicios de seguridad ayudan (o perjudican) mucho y es por ello que evito los conflictos junto con los seres básicos y trogloditas que los provocan; prefiero innumerables etiquetas que tener que darle explicaciones a un juez cívico. No celebro días festivos y soy de la idea de que el alcohol es para 'consentir y deleitar' al paladar no para hacer amigos; el valor está en nuestro comportamiento, educación y aptitudes, no lo contiene una botella de alcohol, un six-pack o un tonaya. Tener cultura (o ser 'intelectual' como algunos le llaman), se demuestra cuando ayudas a quién necesita de ti, no dando asco al subestimar al prójimo con actitudes presuntuosas. 

Soy una persona 'bien acá', con bastas broncas, virtudes y defectos. Serio, distraído, inculto, talegón, sarcástico, mamón, sociópata, impertérrito, pseudo-melómano, cachondo, misterioso, negligente, irascible, sinvergüenza, cínico, farol, a veces mentiroso y arisco; no soy activista ni vegano, pero gusto de madrear o hacerla de pedo a quiénes veo maltratando a un animal en la calle. Eterno amante del Rock Progresivo, Jazz, Avant-garde, Post-rock, literatura, poesía maldita, milfs, pintura, surrealismo, teens, los fractals, salvia divinorum, arte abstracto, los pinceles, el bajo eléctrico, los tacos de pastor con piña, cameltoe, las ciencias forenses, la fotografía, las caguamas (27%+), el Krav Maga y esas películas intrépidas y bizarras de bajo presupuesto que muchos prefieren no ver.
NO soporto a personas egocéntricas, arrogantes y omnipotentes -desagradablemente abundantes en estas redes-, pero es entretenido analizarlas como los caprichosos bichos raros que son, siempre demandando exasperadamente toda la atención de su reducido círculo social, distorsionándose, alterándose y derramando sus complejas finuras verbales y gramaticales a la mínima provocación sin respeto alguno, inclusive hacía su propia sangre. ¿cómo no liberar serotonina?.

Bienvenido sea quien guste quedarse, aceptarme o agregarme -me agradará conocerle y aprender de usted, (me cae de madre)- y en el caso opuesto, la web está muy grande como para andar desperdiciando el tiempo de su valiosa, inestimable y muy productiva existencia en este espacio.

Soy Eduardo HB (Eddie pa' los cuates), el Wyvern, el vampiro, el todasmías, el avant homs, el diablo, el rufián, el jimmy etc, un chilango más en esta red de chisme, falsedad y ridícula pretensión. Un gusto saludarle y le confieso que nunca supe andar en bicicleta.


Si no puedo ser yo mismo...

jueves, 2 de mayo de 2013

Otra vez

Palpitación, reencuentro, astío, lujo, incertidumbre, vestigio, descontento, fatiga, tenacidad, tedio, descontrol, trayectoria, principio, final, osadía, resaca, mente, percepción, incomprensión, destilo, solvente, grabado, sol, arena, polvo, viento, olvido, memoria, flashback, eco, prodigio, omega, catársis, desengaño, tragedía, vértigo, locura, un acorde, distancia, un sostén, dislexia, poder, fragancia, argumento, un olvido, una creencia, una carencia, un color desvanecido entre la ausencia de luz en esta habitación.
Estuvo, está, tal vez se fue, tal vez no cesa, tal vez perdí, tal vez gané. Un perdón se esfuma, un olvido resplandece y la voz de un fantasma siente el todo de esta tierra repleta de fuego que hiela las partículas más necias de mis tuétanos. Un rostro comienza a sobresalir de mi lienzo, no me mira a mí. Eres tú en quién tiene fijas sus cuencas, sonriéndote con ironía mientras ocupa tu lugar en mi papel. Miro una vez más y la intermitente de mi iPod indica que falta tiempo para poderme acompañar en la próxima aventura y sólo me queda el tiempo, lo más, lo menos. Un láser de espasmos espaciales dónde mis ideas pueden generarse y mis proyectos dar a luz a los bocetos de mi psique:



Soy todo y un fantasma
Un eco y la caída
un suspiro y tu sonrisa.
un letargo sin gloria.

HB

domingo, 3 de marzo de 2013

03 a mi 51 en 10.

Despertar. Preparar la ducha con la agónica pereza de que un día más está por dar inicio. Llegar a clase rosando la tolerancia de tiempo, escuchar, callar, protestar, volver a callar, protestar de nuevo, iniciar el debate. Cambiar de clase, escuchar, callar, protestar, volver a callar, protestar de nuevo, ganar el debate. Una de la tarde, correr al taller, pintar, crear, escuchar, aprender, crecer. Volver a ver esos ojos miel, después de 10 meses, correr a casa. Comer, cambiar de tennis, revisar mails, enterarme de las noticias del día y actualizarme sobre las tendencias del momento. Tarea, diseñar la revista, buscar recursos y tips para el podcast. Una publicación, lecturas mal escaneadas, información incompleta, más pendejadas de mis classmates. Otra publicación, más lecturas, ruido en casa, la música lleva 3 horas pausada. Editar el vídeo, poner de nuevo la música, salir a imprimir a falta de cartucho en casa. Volver a pintar, dibujar, continuar leyendo el libro. Las 2:00 am, descansas. No descansas, tu insomnio no te lo permite y tú tímpano capta cada sonido en 250 metros a la redonda. Ladridos, camas rechinando, televisiones, camiones, torbellinos de agua reverberando las tazas de baño. Las 5:00. Levántate de nuevo.

Nina Galindo decía que "habrá un tiempo", porque "esta pinche vida muy poco da". No lo encuentro aún. Enrique Ortíz escribió que "amaneces con los puños bien cerrados y la rabia insolente de tu juventud". Ya no estoy tan joven. La señorita Planas dijo que cuando viera la luna estuviera dónde estuviera, la recordara... por siempre. Salgo al baño y la oscuridad del pasillo se rompe por el plenilunio que traspasa los cristales del domo neutralizándome, ultrajándome, desmoralizándome con todo el esplendor de su brillo, y en la fortaleza de mi debilidad retumban las palabras de César Andino cuando dijo: "vivo encerrado en palabras que obvié, las que nunca pude decirte con mi voz". Pienso en sus ojos mientras orino, la luna "está espléndida y todo lo ilumina", pero Planas no está más aquí para dar un paseo.
Salgo de la escuela, camino por la avenida principal que lleva a mi casa y me cruzo con esa mujer hermosa, buenísima, imponente, con esa frescura que tiene cuando están recién bañadas; su cabello deslizándose vulgarmente sublime contra el viento (sin voltear a verme, esta ves), y cuando la fragancia de su shampoo y perfumes recorren mis fosas nasales, Mike Patton me grita con feeling que "you want it all, but you can't have it".
"Broken hearts are for assholes" me recuerda también  Frank Zappa cuando pulso el random, pero lo tengo que pausar porque alguien está gritando mi nombre a lo lejos y tengo que dejar los bolígrafos sobre la mesa y suspender mi trabajo para salir y responder con fatiga rebuscada que no necesitan gritar de nuevo y que ya escuché, "la tierra tiembla bajo mis pies".
Regreso de mis asesorías tratando de despejar la mente porque Auserón opina que "la cosa pierde color cuando lo piensas dos veces", mientras observo el rojo de la tarde desde la carretera cuando se eleva una tonada y la música huye lejos. Despierto a media noche y la voz de Jenrik Ohme me pregunta "If I tell you what I'm seeing, can you tell me what is true?". 

Así me remonto al 2005 cuando lo único relevante en la vida que me rodeaba era saber "qué rica estaba la manzana que colgaba de la ramita". Aprender es difícil para alguien que creció y se educó solo a base de muchísimos errores y que después de las derrotas, se obsesionó con crecer, madurar y conocerse a sí mismo mientras la Dantesca mutabilidad del tiempo va destrozando las pocas memorias de la vida ñera tan agitada que tuve en mi adolescencia. Compruebo también que las ambiciones nunca dejan de asechar tu futuro mientras avanzas a paso firme, impertérrito a las adversidades, consciente de que para mi naturaleza holgazana, cualquier distracción resulta catastrófica, como aquella vez en zona Norte, o como aquella ves, en otro lado, o cómo sucedió aquí, hace no mucho tiempo.

Pero "de mí, solo lo que ves", dijo Gustavo y si no fuera por las rolas que hacen el soundtrack de mi existir, en estos momentos estaría jugando baraja con Dimebag Darrell.
El coraje, el odio puro y las malas experiencias también se pueden canalizar para lograr tus ambiciones sin necesidad de tocar la puerta de un consultorio psicológico o psiquiátrico. Hoy estoy agotado, cansado, desvelado y un poco más sediento de beber el fuego de ese mundo al que quiero entrar, mientras exhalo el hielo que los motivos de mi vida ñera edificaron en mis venas.



Tomo el encendedor y la pipa, está llena. 
Los observo durante unos minutos pero estoy muy ocupado para drogarme, los guardo. 
Comienzo redactar mi ensayo para filosofía y pongo play a 2 de octubre:




sábado, 5 de enero de 2013

Identidad


¿Quién soy? ¿quiénes somos? ¿soy siempre el mismo? ¿necesito saber quién soy? ¿soy lo que quiero ser o soy lo que otros necesitan que yo sea?

La palabra identidad proviene del latín idem que significa lo mismo (lo que se repite siempre igual). Parecería que para responder la pregunta acerca de nuestra identidad, deberíamos encontrar algo inmutable en nosotros, algo que no cambia nunca, pero ¿se puede pensar la identidad así en el mundo de hoy?, ¿se puede encontrar algo que no cambie en un mundo dónde todo cambia? Tal vez una identidad estable nos brinde un poco más de seguridad y nos ayude a entender quiénes somos, pero, también, tal vez, nos asfixie y nos condene a abandonar la búsqueda, ¿o alguien cree que la pregunta por la identidad tiene respuesta?

El principio de identidad es uno de los principios que la filosofía occidental ha postulado para ordenar lo real, el mundo que nos rodea. La identidad nos asegura que cada entidad es idéntica a sí misma, osea, que cada cosa es lo que es, y no es otra cosa. La identidad es lo que define la naturaleza o esencia de cualquier entidad, sea una cosa, una persona o un grupo, esta naturaleza puede ser reconocida por sí misma sin considerar sus elementos accidentales.

Por ejemplo: yo soy yo, y esto define mi identidad (es lo que no cambia), mientras que resulta secundaria la ropa que utilizo, el color de mis greñas o las diferencias con el resto de mis compañeros de clase, no es que no sean importantes pero en términos absolutos, habría como un Yo en mí mismo, totalmente independiente de otros factores accidentales como el color de mi cabello, mis dientes, mis ideologías, mi religión, mis prácticas de consumo o de cualquier otro factor accidental. A esta forma tradicional de pensar la identidad se le llama con el nombre de esencialismo. Una esencia es por definición, aquello que hace que algo sea lo que es y no otra cosa, algo que se mantiene sin cambiar mientras todo el resto puede modificarse, ¿qué es lo que nunca cambia de mí y que podemos, por ello, considerar mi esencia? La respuesta fácil sería separar en mi, mis ropajes de mi esencia, es decir, tendríamos por un lado mi vestimenta, mies consumos, mis hobbies, practicas cotidianas, mis costumbres, todo lo que me conecta en fin con mi aquí y ahora. Por otro lado, si descartáramos todas estas características circunstanciales, Yo seguiría siendo Yo, osea, me encontraría supuestamente con mi esencia, con algo más profundo que me define. Y sin embargo, este supuesto Yo desnudo no está todavía inscripto en un aquí y ahora, digamos, todavía Yo tengo un nombre, ¿y no es el nombre también, un producto de la cultura? ¿no hay algo más allá de lo circunstancial, de los accidental que hace a cada persona?
Si la respuesta es sí, estamos hablando de esencias. Si la respuesta es no, se nos empieza a desmoronar un concepto clave del pensamiento occidental, porque si no hay nada más allá de las circunstancias que definan lo que Yo soy, ¿cómo sabría que se trata siempre de mí?

Una esencia es por definición aquello que hace que algo sea lo que es, y no otra cosa.

De todas maneras, el esencialismo tiene problemas más grandes cuando pasamos de pensar identidades individuales a identidades colectivas; como la sexuales, las religiosas, las culturales y las nacionales. 
Una lectura esencialista de la nacionalidad plantea, por ejemplo, que existe un ser nacional, o una mexicanidad con una naturaleza clara y definible, pero en países de una larga tradición étnica e inmigratoria como el nuestro se vuelve realmente difícil saber cuáles son sus características. 
Lo importante es cómo se fundamenta esta idea, porque una cosa es que se puedan identificar ciertos patrones de comportamiento cultural del mexicano y otra cosa es querer justificar una esencia nacional, como si existiese un ADN mexicano por haber nacido en este territorio. En nombre de la esencia mexicana se han excluído y se siguen dejando fuera a muchos mexicanos.
¿Y si lo que denominamos identidad en sentido estricto no existe? O mejor ¿qué pasa si lo que consideramos esencias no son más que construcciones de sentido hechas por el hombre de acuerdo a intereses, procedencias o contextos particulares? ¿qué pasa si pensamos que la idea de esencia responde también a una cuestión de poder?

Esto es, a pretender fijar una idea particular como si fuese una idea verdadera para que nadie pueda modificarla. Qué pasa si cambiamos el fundamento mismo de la identidad y empezamos a pensarla más que como una certeza, como una búsqueda, qué pasa si en vez de preguntarnos ¿quién soy?, nos preguntamos ¿qué voy siendo?, ¿cómo me voy creando mejor a mí mismo? ¿qué pasa si entendemos que todo lo que pensamos como natural, lo que concebimos como naturales, no es más que una construcción de sentido? 

Contingente es un termino que se opone a necesario, la contigencia postula que las cosas siempre pueden ser de otra manera; mientras que la necesariedad sostiene que las cosas de una única manera y así son para siempre. Por ejemplo: es necesario que un triángulo tenga tres ángulos para ser triángulo, pero es contigente que esta computadora con la que estoy escribiendo sea negra, porque podría ser blanca, y seguiría siendo computadora. 
Una identidad contingente subraya el carácter cambiante de lo real, las cosas devienen siempre porque su sentido que es establecido por los hombres cambia siempre. 

Para los antiguos griegos el hombre era un alma encerrada en un cuerpo, mientras que para nosotros, hoy, somos una especia más entre otras de las que habitan este planeta y estamos en constante transformación, pero, ¿hay un ser humano en si, hay una definión de la esencia del hombre o el hombre es un ser contigente que se está transformando o reinventando todo el tiempo?
Hay un filósofo griego llamado Heráclito de Éfeso, que es también conocido como el oscuro, porque de él nos han llegado muchos fragmentos de su obra escrita en un tono enigmático, misterioso, poético. Él decía: “Nadie puede bañarse dos veces en el mismo río”, esta frase famosa de Heráclito pasó a la Historia porque representa la vigencia del cambio sobre todas las cosas, ¿qué quiere decir esto? Que nosotros somos como un rio y estamos todo el tiempo cambiando. Cuando tratamos de entender quiénes somos, si somos siempre el mismo, está bueno volver siempre sobre esta frase para darnos cuenta que como un rio, a cada hora, siempre estamos siendo otros.

Lo que concebimos como naturaleza, no es más que una construcción de sentidos.
Si uno está siendo otro todo el tiempo, ¿es cuestión de elegir cada uno la identidad que uno quiere?
Lo contrario al esencialismo no es una sociedad dónde un conjunto de yoés, eligen libremente qué quieren ser a cada hora del día. Esta forma de entender la identidad confunde identidad con consumo. En una sociedad de consumo nuestras identidades culturales están atravesadas por el consumo cultural y las marcas se hubican por encima de los productos, esto hace ingresar a la identidad en el terreno de las estrategias de marketing, ¿pero si somos lo que consumimos, no somos lo que otros quieren que seamos?


La identidad en definitiva, es un texto, es un relato que nos hacemos nosotros mismos, sobre nosotros mismos, nos contamos a todo momento lo que somos. Nos contamos para contarlo.
Cuando el profesor me pregunta sobre quién soy, qué hago y comienzo a hablar de mi mismo, no está poniendo en juego toda su verdad. Lo que hace en parte consciente y en parte no, es combinar una serie de variables que dan como resultado lo que yo soy en este momento. Lo que yo quiero ver de mi mismo, lo que puedo. Lo que hago es interpretarme. Siempre estamos interpretando, recortando, parcializando, somos en el mundo. 

Estamos en un mundo social, cultural, de género, de clase, por eso si estoy todo el tiempo cambiando, resulta fundamental estar abierto a lo que puede inspirarme al cambio, estar abierto a los otros, estar abierto a lo que puede contaminarme,. Una identidad cerrada supone que quede afuera siempre algo que se invisibiliza, lo otro, lo extraño, se vuelve invisible, incompresible o intolerable. La identidad se juega en el terreno de lo propio, y lo propio se consolida encerrándose, amurallándose. Por eso la presencia del otro, la irrupción de lo extraño va desarticulando estas murallas, mostrando que en definitiva, todos somos otros. Nada hay en estado puro en este mundo, todo es mixto; no hay etnias, nacionalidades, religiones que no se vayan constituyendo en el contacto con lo diferente ¿qué mundo en definitiva queremos? ¿un mundo sólo para los semejantes, o un mundo abierto para todos?