domingo, 11 de noviembre de 2012

Metalerillos Góticos y Posers

Este fin de semana me pidieron un ensayo escolar para una asignatura de cultura mexicana y lo voy a publicar, porque está erróneo, poco acertado e incita a la incomodidad de los entes que practican estos hábitos "culturales", si no les gusta, cierren la ventana o enriquezcan esta publicación con los finos comentarios despectivos que generan estos temas aparentemente polémicos:


Metalerillos Góticos y Posers: Amalgama del egocentrismo adolescente:

Con toda irreverencia e incongruencia escogí esas palabras, porque es entorno a los conceptos Metalerillo y Gótico de dónde quiero comenzar lo que voy, tal vez a narrar, contar, analizar o criticar, no sé, pero se supone que algo de eso voy a hacer. Para ello, iniciaré conmigo: tendría unos 7 u 8 años cuando me obsequiaron en cassette el EP Rebellion de la banda suiza de black metal Samael, fue de las primeras veces que escuché música con guitarras distorsionadas y voces diarreicas que por aquel entonces fueron de mi total agrado, recuerdo regaños o descontentos por parte de mi parentela cuando me escuchaban tarareando After the Sepulture o Into de Pentagram; ahí nacieron las primeras discrepancias con ellos, el momento en que elegía lo que a mi me gustaba y no lo que ellos querían que a mí me gustara. Mi interés por sacudir la mata iba y venía indistintamente con el paso de los años, pero al cursar la secundaria, tanto la edad como los círculos sociales de la época, una legendaria estación llamada Radio Activo por 98.5 fm y la posibilidad de tener MTV en casa, facilitaron e intensificaron ese gusto por las voces guturales y las rolas que dijeran bitch, devil o fuck up cada 6 segundos. Pasaron unos años, me dejé crecer el cabello, adquirí toda la parafernalia propia de un metalerillo rocanrolero, me afilié a una banda y me volví el supuesto rockstar que siempre quise ser, todos los demás eran unos ridículos comparados conmigo, me sentía la persona más conocedora y fiel al género, practicaba mis gestos más malditos frente al espejo, bebía todo el alcohol que soportaran mis riñones, bombardeaba la casa con guitarrazos de Tony Lommi, Jimi Page, Juan Valdivia, Hendrix, Alejandro Marcovich, y Dave Mustaine entre otros, y con mi experiencia previa en una empresa de seguridad privada, le partía su madre a quienes estuvieran en desacuerdo con mi forma de ser, cosa que me daba algunos puntos a favor con chicas igual de enajenadas que yo. Fue poco el tiempo que tardó mi cuerpo en pasarme la factura de esa vida rocanrolera que llevaba, patrocinándome una breve estancia en el Gea González de la zona sur de esta bonita ciudad, y el hastío familiar llegó a su límite obligándome a buscar un trabajo más estable, y alejarme varios kilómetros de mis partners etílicos con los que tantos porros, puñetazos, latas, rolas y caguamas compartía. 



Curiosamente en la época post-rocanrol que le siguió, sucedió algo curioso, empecé a notar que mis círculos comenzaban a crecer, estabilizarse y me volvía del agrado general de personalidades varias -y no solamente de los dealers o despachadores de la vinatería-; en la casa, cuando no podía conciliar el sueño debido al crónico insomnio que me provoqué, no me desagradaba la idea de leer a William Blake, Oscar Wilde o Henrry Miller, y me conseguí un agradable empleo en una tienda de discos. Fue de esta manera que al querer retomar un poco la vida de rocanrol, las bromas de mis cuates comenzaron a parecerme de mal gusto, mis platicas con las metalerillas se tornaron aburridas para ellas y comencé a notar que tenían muy mala ortografía y una inestabilidad emocional exorbitante, me pregunté entonces si me estaba volviendo un poser, cómo me empezaron a llamar en el momento en que me vieron sin la greñota. Por cierto, en mis años de adolescencia, entendía que un poser era todo aquel muchachón más chico o más idiota que yo, que sólo escuchaba los greatest hits de las bandas ícono de rock y del metal, pero que no conocía un disco completo de los mismos o no sabía pronunciar correctamente el nombre de las canciones y que su apariencia era precisamente una pose de algo que no era. La palabra como tal, me causó incluso cierta nostalgia porque no fue hasta retomar los estudios que volví a escucharla; según la chaviza greñuda, el término aplica para todos los que sean más chicos y menos conocedores que quién los esté criticando y se puede extender a otras tribus urbanas, no es exclusivo de los metalerillos, todos los jóvenes sin personalidad, sin culto, sin corazón y con ideologías banales, absurdas, mediocres e ignorantes corren el riesgo de ser unos posers, ¡Ay güey!. 



Pretendo conjugar bien sabroso todo esto, pero se me están escapando los góticos, otra... me atreveré a denominarle 'subdivisión' de la rudeza juvenil. El gótico es un sicario del romance lírico, un dalai lama de las artes escénicas, el Pedro Infante de la melancolía e incomprensión social, un Nikola Tesla de la depresión y el Ron Jeremy de los cultos satánicos, muchas veces, también un poeta frustrado con déficit de atención paternal en la infancia.. ¡Exacto! Como los metalerillos y los posers, que también él acostumbra a criticar bastante. 

Tanto góticos, como metalerillos y los pobres y perseguidos posers tienen ese punto de partida en común: hijos de padres muy jóvenes que se ven en la necesidad de trabajar y dejar solo al niño en casa, privándolo de los lazos afectivos tan necesarios a temprana edad; para compensar esa falta, a los metalerillos les compran su guitarra y les dan 100 pesos para sus clases en el centro comunitario de su colonia, mientras que a los góticos los meten a clases de actuación o les compran Drácula de Bram Stocker para que se entretengan en su ausencia. Con el pasar de los años, en los jóvenes se va creando un recelo (según yo) por ese abandono que conjugado con la rebeldía adolescente y relaciones con amiguitos correligionarios dan como resultado, esa exquisita terquedad y afán de siempre querer llevarle la contraria a todo mundo y refugiarse detrás de esa expresión similar a la que debe de tener una persona que no ha podido evacuar en 4 días y que matizándolo de un maquillaje negro, semblante pálido, ojos delineados, playeras con logotipos de bandas bien ponchadas, medias rotas, botas a la Marilyn Manson, mechones de cabello a la Tongolele, uñas pintadas, pulseras de piel, anillos, blusas de encaje, pupilentes blancos, amarillos, morados, collares, tags del ejercito con su nick de Internet grabado en ellos, alfileres, aretes, rondanas o corcholatas colgando de los labios y orejas, terciopelo púrpura o magenta dan como resultado una endemoniada y furiosa legión de Erzébets, Lestats, Hetfielts, Korvux, Smiths, Helvetes, Filths, Thrashers, Anarkistas, Nekromantics, Lombardos, Scarletts, Warcries, Lincourts, Hammets, Bathorys (y algún desubicado “MetHaleRitU eMoXitH0”). Verdaderos engendros del mal, adoradores de satán y furiosos ególatras, fanáticos de Metallica, Slash o Burzum, folladores de muertos y alabadores de los abortos clandestinos, con baphomets en los brazos, rosas negras o árboles de cerezos tatuados en el torso y muñecas laceradas con cutters o rastrillos culpando a la sociedad por sus problemas existenciales, por la mediocridad de las masas y por no haber nacido en estados unidos, noruega o londres, dónde las sociedades son 'más tolerantes y de mente abierta'. 
Tendrán más problemas que Benedicto XVI justificando las acciones de Oliver O'Grady y Marcial Maciel, pero eso no impide que se sientan pertenecientes a las élites oligárquicas de las culturas oscuras y underground de estados unidos y Europa; cada que se les viene a la mente una buena frase o una buena idea, la apuntan en un cuaderno, lo transcriben a su facebook y aderezada de una foto en blanco y negro tomada en el panteón local, etiquetan a todos sus contactos del Facebook para que analicen y aprueben sus poesías malditas; en el caso del metalerillo, valiéndose también de su enorme egocentrismo de guitarrista de rondalla escolar tira críticas brutales y demoledoras a los posers por ser unos pendejos, por no saber tocar en Do o por escuchar Slipknot, actualiza su estado cada 2 minutos con videos ponchados de youtube que los ayudan a “drenar su alma y su dolor”, todo escrito en letras mayúsculas como si de esa forma se leyera más fuerte, una pésima ortografía e ideologías pretenciosas, rebuscadas o arrogantes con el único afán de entablar lazos con gente 'apasionada' como ellos por escuchar 10 veces In A Gadda Da Vida, Paranoid, The Tropper, Whole Lotta Love, Breaking the Law, o bien, y mejor aún, que comparta su odio y desaprobación hacía los posers, que no son más que chavos que no rebasan la mayoría de edad, neófitos de las tribus urbanas y que están empezando a ampliar sus círculos sociales, identificándose con determinados grupos culturales. 

El verdadero odio hacia estas personas entre la chaviza, tal vez radique en que son los posers quienes reciben un abrazo o la comida caliente cuando llegan a su casa, mientras los metalerillos y góticos terminan un fin de semana a las tres de la mañana bastante alcoholizados bailando Ojitos Mentirosos, el Paso del Gigante, la Huaracha Sabrosona o perreando en algún patio de vecindad de la ciudad de México. 

La sociedad juvenil ha construido una justificación a sus patologías y problemas existenciales, evadiéndose a sí mismos con música a niveles ensordecedores, midiendo el valor de conocimiento según el número de conciertos de greñudos a los que han ido, las veces al día que han declarado públicamente que el mundo es una mierda y que la música distorsionada es lo único que da sentido a su existencia; cuando su realidad no está muy alejada de ser moldes estéticos productores de odio y racismo hacía ellos mismos, cursis reprimidos y niños berrinchudos con déficit afectivo, ideales que sirven de mucha inspiración para reafirmar los clichés hollywoodenses nacionales o imagen de rebeldía y vandalismo en las novelas de Televisa. Es tanta la necesidad de aceptación y afecto del mundo exterior y entorno familiar la que el adolescente exige a gritos mudos, que se ve obligado inconscientemente a buscar la auto admiración y venerarse a sí mismo, volviéndose su único centro de atención, refugiándose en ese cálido manto ideológico que la tribu urbana (aparentemente fuerte, única y agresiva) le proporciona y con la que se ve identificado; sin embargo, el único culto que estos jóvenes realizan es un culto al narcisismo, a la egolatría, a la soledad, a la auto aceptación, un culto al amor propio, a ese amor que tanto necesitan sentir dentro de sí, un culto que carece de sustento porque la parafernalia que vistan, la apariencia que quieran mostrar a la sociedad se va con la juventud, con ese talento nato de intensificar las trivialidades de su vida cotidiana y por más 'accesorios', retoques en photoshop y cosmetología que se apliquen en la jeta, por más shampoos, mousse y cremas que utilicen en las greñas, todo eso se irá junto con muchos de los problemas que tanta necesidad les provoca ser únicos y criticar al poser, al inculto, al subnormal. Tal cuál el hípster critica al snoob, el skate al chaka, el chaka al wachiturro, el swagger al reggaetonero, el friki al otaku, el anarquista al punkie y una larga lista de etcéteras y jovenes que dan vida a esa masa amorfa tan hambrienta de aceptación a la que llamé amalgama del egocentrismo adolescente.







Fotografías tomadas de la página de Facebook:
Posers, ridiculeses y mas



Complemento, Noviembre 12, 2012:


Suena a la disculpa de alguien que alguna vez lo fue, pero que nunca se "enteró" o se documentó sobre esos movimientos y que al final terminó odiándolos porque nunca pudo pertenecer a ellos!!” Comenta una mujer de 24 años, después de leer lo anterior.

Ya creciste, tanto, que pareces un viejo, un viejo que ríe de las pendejadas y las reconoce por que ya las hizo, un viejo que ya no pertenece a ninguna tribu, porque ya no tiene nada que demostrarle a nadie, ni siquiera a sí mismo” Comenta un amigo de 29.

Las referencias, memorias, opiniones o estupideces que redacto en estas líneas están basadas en una autocrítica, en la experiencia que yo tuve durante mis años de adolescencia (disfrutando plenamente, por cierto), y que ahora, echando un vistazo al pasado me divierto recordando tantas cosas que hice en esos años. El sentido de pertenencia y el mar de dudas que se nos despiertan desde la pubertad son de carácter biológico, social y tal vez cultural, y es de ahí, de la cultura por dónde tendríamos que echar un vistazo a los aspectos que rigen nuestros valores y la manera en que somos educados. Muchas personas además de esta mujer que aprecio mucho, se sintieron profundamente incómodos, molestos, indignados , 'encabronados' se burlaron con lo que redacté  y publiqué aquí; quizá no entendí y sigo sin entender la razón de esos movimientos culturales que han estado presentes en la sociedad por años, quizá soy un ridículo, un apantallador, un poser. No lo sé. Quizá, en este ensayo debí de haberme enfocado a analizar y proponer algún tipo de solución para estos problemas que genera la falta de atención en casa, en ese patrón interminable de predisponerte al comportamiento y falta de información que tuvieron nuestros padres en su juventud; en dado caso, la propuesta sería concientizar sobre el daño que provocamos a los demás con nuestro individualismo, con nuestra frivolidad o con ese egocentrismo y otra larga etcétera de adjetivos que nos siguen rigiendo desde lo más profundo de nuestro árbol genealógico, y que aportan tanta solidez a esa cadena interminable de errores que vuelve sigue reafirmándose generación con generación. Este ensayo sería muy interesante si alguien lograra detenerse unos segundos a pensar sobre lo que yo comparto, echar un vistazo a su condición, pero es más probable que se indigne y me miente la madre. Yo ya dejé el denominado 'estilo de vida' de un metalerillo, rockerillo o lo que tratara de ser (aunque conservo algunos retazos del outfit característico), quedó atrás esa furia, el enojo con la sociedad y la oscuridad, creo que “In the sun I feel as one” y dejé de oler ese espíritu adolescente como dijo Kurt Cobain. Las “Rocka rolla woman for a rocka rolla man” como dijera Rob Haldford, no me convencieron 'Cause she couldn't help me with my mind, según Ozzy. Me paré frente al espejo y dije “Hello me, meet the real me” como Dave Mustaine y mientras Garrobos gritaban “sacude el cráneo” y Jimi Page hacía sonar un solo de Rock & Roll, me puse a hacer tarea alejándome de esa Highway to Hell que mi adolescencia se llevó.



 

"La pura milpa real"




Eddie Hernández

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